Cuidar la piel del rostro es un hábito que requiere constancia, conocimiento y una rutina adecuada a nuestro tipo de piel. Es fácil cometer errores que pueden pasar desapercibidos y que con el tiempo puedan afectar a la salud y el aspecto del cutis. Por esta razón, en este artículo te contamos los principales errores que conviene evitar al cuidar la piel del rostro.

Limpiar la piel de forma agresiva

Uno de los fallos más comunes al cuidar la piel del rostro es pensar que una limpieza más intensa equivale a una piel más limpia. Nada más lejos de la realidad. Cuando usamos productos demasiado fuertes o limpiamos el rostro en exceso, eliminamos la barrera natural de protección cutánea. Esto puede provocar sequedad, irritación o incluso más grasa como respuesta del propio organismo.

Cuando hablamos de cómo lavarse la cara correctamente, la clave está en apostar por limpiadores suaves y respetuosos, como la pastilla de jabón con glicerina de Lida, que limpia sin resecar y mantiene la hidratación natural de la piel. La glicerina ayuda a retener la humedad y deja una sensación de suavidad inmediata. 

Si tu piel es especialmente sensible o está expuesta a factores externos, una buena alternativa es la pastilla de jabón con glicerina y aloe vera, ya que el aloe calma y regenera la epidermis de forma natural.

Dormir sin desmaquillarse

Puede parecer un consejo repetido hasta la saciedad, pero sigue siendo uno de los errores más frecuentes al cuidar la piel del rostro. Irse a dormir sin desmaquillarse tapa los poros, acelera la aparición de puntos negros y apaga el tono natural de la piel. Además, durante la noche, el cutis entra en fase de regeneración celular, y si no está limpio, ese proceso se ve interrumpido.

No hace falta dedicarle mucho tiempo, pues con una rutina de limpieza y un desmaquillado correcto, la piel puede respirar y regenerarse como debe. Si queremos una piel luminosa al despertar, desmaquillarse debe ser un ritual innegociable.

Olvidar la hidratación diaria

El primero de los pasos para cuidar la piel del rostro es la hidratación, que, muy a menudo, es un paso que se suele omitir cuando la piel no parece “seca” a simple vista. Sin embargo, hidratar no significa solo aportar agua, sino mantener el equilibrio natural de la barrera cutánea. Una piel bien hidratada se ve más luminosa, se defiende mejor de los agentes externos y envejece más lentamente.

Hidratar el rostro debe ser una rutina diaria, tanto por la mañana como por la noche. Además, es fundamental hacerlo después de la limpieza, cuando la piel está más receptiva. Recuerda que la hidratación del cuerpo y rostro te permite mantener la piel saludable todo el año.

No elegir productos adecuados a tu tipo de piel

Cada piel es un mundo, y lo que a una persona le funciona puede ser contraproducente para otra. Usar productos que no se ajustan a las necesidades de tu piel puede causar desequilibrios, como exceso de grasa, sequedad, rojeces o sensibilidad.

Si tienes la piel grasa, por ejemplo, te conviene un limpiador que regule sin eliminar completamente los aceites naturales. En cambio, si tu piel es seca o mixta, es mejor optar por fórmulas que hidraten y calmen.

Exfoliar en exceso

La exfoliación es necesaria para eliminar células muertas y mejorar la textura de la piel, pero hacerlo en exceso o con productos demasiado abrasivos es uno de los errores más comunes al cuidar la piel del rostro. Cuando exfoliamos más de lo necesario, la piel se debilita y pierde su capacidad natural de defensa, lo que puede derivar en irritaciones, rojeces y sensibilidad.

Lo recomendable es exfoliar una o dos veces por semana, dependiendo del tipo de piel y del producto utilizado. Después de exfoliar, siempre es importante limpiar suavemente con un jabón hidratante, como con las pastillas de jabón de Lida, que ayuda a calmar la piel y mantener su hidratación natural.

Descuidar el cuidado diario por falta de tiempo

El ritmo de vida actual nos lleva muchas veces a dejar de lado la rutina facial. Sin embargo, cuidar la piel del rostro no tiene por qué ser complicado ni requerir horas frente al espejo. Con unos pocos minutos al día y los productos adecuados podemos mantener la piel sana y equilibrada.
En definitiva, cuidar la piel del rostro no consiste en seguir la rutina más compleja o en probar todos los productos del mercado, sino en entender sus necesidades y actuar con coherencia. ¡Ya verás cómo disfrutas de una piel más fuerte, equilibrada y bonita cada día!

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